domingo, 23 de octubre de 2011

Me acordé…

De aquella vez cuando tenía como 13 años, que jugando basketball en el parque se me ocurrió hacer un tiro de media cancha y entró limpio, así simplemente. Me sentí bien, porque eso solo lo había visto en la televisión cuando veía la NBA. A pesar de ello, me gustó tanto haberlo logrado en el primer intento que aunque me daban ganas de hacerlo nuevamente temía que si fallaba se arruinaría mi 100% de efectividad en tiros de media cancha, jaja. Así nomás, había llegado la errónea conclusión de que si algo te salía a la primera muy chingón era muy arriesgado repetirlo pues podría no lograrlo nuevamente y así tener que pasar por el duro proceso del fracaso. Cagado, ¿no?, bueno realmente no mucho porque el fracaso es parte de la vida, pocas cosas nos hacen aprender como cuando caemos o es que, ¿a caso no aprendimos a caminar precisamente de esa manera?.

Lo anterior me viene a la mente porque la semana pasada volví a ver a la mujer de la que hablé en posts pasados (ya sé, el último tiene algunas semanas ya de haberse publicado, ja!), y pues me la pasé muy bien con ella, junto a ella… bueno lo que sea. El chiste es que fue su cumpleaños y después de casi seis meses la volví a ver, y me dio mucho gusto que eso pasara. Hubo pequeñas conversaciones, abrazos, miradas, sonrisas que fueron bastante chingonas durante ese tiempo que compartimos. Al siguiente día estaba emocionado, pero a su vez como con la canasta que logré desde me día cancha, sentía que lo vivido el día anterior había sido tan chingón que estaría cabrón repetirlo. No sé, me entró cierto temor de pensar que igual todo queda ahí, y ya...

Sin embargo, también uno cae en cuenta, de la misma forma que con la canasta, que uno no puede quedarse paralizado porque algo salió chingón (o mal, aunque creo que a veces la felicidad nos puede llegar a cegar más). El tiempo avanza y el mundo se mueve, y es necesario moverse también, intentar más cosas… y si no salen, pues ni pedo, buscar otras maneras y seguir intentando hasta volver a encestar de media cancha. Es chingón atesorar momentos buenos, logros; pero al final son solo un instante y después forman parte del pasado. Nuestra obligación (con nosotros mismos) es provocar que estos momentos nos sucedan constantemente, aunque de por medio haya una que otra falla, finalmente la única manera de tener 100% de efectividad es deteniéndose y ver como la vida pasa, ¿o no?... Simplemente, es cuestión deperder el miedo a vivir.

Por el momento, me gusta pensar en la manera en la que se ha dado todo esto y quiero conservar la sonrisa que me provoca lo acontecido, pero es indudable que quiero más… así que a chingarle para obtenerlo.

Dejo está canción de Feist, que es una chingonería, se llama I Feel It All y tanto la música como la letra son bastante alegres:

"I don't know what I knew before

But now I know I want to win the war..."