De querer trascender en la vida de personas que
pertenecen a mundos totalmente ajenos al mío. Bueno, no sé si sea necedad o una
especie de reto autoimpuesto, ¡ja!. Lo que sé es que ya lo logré una vez y recientemente
creo que encontré otra oportunidad de hacerlo. Está cabrón porque es meterse,
hasta cierto punto, en un camino espinoso. Pero ¡bah!, como si hubiera cosas fáciles.
Es curioso, uno va caminando por la vida
pensando que en las diferentes atmósferas en las que uno se mueve todo está
controlado. Pero de vez en cuando, sin esperarlo, aparece alguien que lo
desestabiliza todo. Mueve el panorama. A veces, desearía que no sucediera eso
pero sería como estar muerto, quitarle la emoción a la vida ¡ja!.
De hecho, recientemente pensaba en lo “incómodo”
que resulta que alguien te llame la atención más del promedio. La incertidumbre
que genera cada uno de los actos y palabras, realizados y pronunciados frente a
la persona en cuestión. A veces uno quisiera que existiera una fórmula o un
proceso prediseñado que indicara claramente los pasos y reacciones que te
indicaran el avance logrado, pero no existe y nunca existirá tal cosa.
En estas recientes aventuras me ha quedado muy
claro que todo lo que uno hace tiene que ser sin esperar algo de por medio. Incluso,
luchando contra cualquier ilusión que pudiera crearse al respecto. Sí, no es
fácil pero es lo más sano y lo mejor. De cualquier manera, cada vez que me
enfrento a situaciones de este tipo me voy dando cuenta de que me hacen más
fuerte, me dan más inteligencia emocional e, incluso, me hace más atrevido.
La vida es un juego y hay que divertirse
mientras dura. Las posibilidades son tan infinitas como nos las podamos
imaginar. Si, de vez en cuando saldremos raspados pero eso es parte de cualquier
juego y es lo que, muchas veces, te hace mejorar.
Me acordé de esta canción que es tremendamente
melosa y de los tiempos de la prepa. Está buena y el coro me hizo reír
bastante.
"You know I'm such a fool for you..."
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