domingo, 1 de julio de 2012

De la mitad de mayo…


 
Me encontré esto que escribí poco antes de la mitad de mayo y me dio risa, después de lo que sucedió precisamente después de esa semana:

Avanzar un paso y retroceder dos, es una de las peores sensaciones que se pueden experimentar. El fin de semana pasado estuvo muy movido, realmente casi todos los fines de semana de este año lo han y eso ha sido bastante bueno.

Entre algunas de las cosas que más me han gustado de este año es el hecho de que prácticamente le he hablado a cuánta mujer se me ha cruzado. No sé, me he venido sintiendo mejor y más seguro. He tenido buenas experiencias a lo largo de estos meses hablando con personas nuevas, desconocidas. Hasta el fin de semana pasado no se me había dificultado dirigirme a mujeres desconocidas que me llegaran a parecer atractivas. Sin embargo, el sábado (12 de mayo) debido al festejo de cumpleaños de un buen amigo fui a un lugar en la Condesa, donde obviamente esperaba encontrar buen ambiente y una cantidad significativa de mujeres atractivas. Ambas condiciones se cumplieron. Mi mente se empezó a acelerar ingeniando “maneras” para acercármeles a alguno de los tantos grupos de mujeres solas que circulaban por el lugar. Incluso, uno de mis amigos y yo nos retamos mutuamente para ver quien le hablaba primero a alguna. No funcionó el reto. Por más que tuve en la punta de la lengua palabras y frases de entrada que me parecían sumamente correctas e incluso ingeniosas nada pasó. Es más en algún punto de la noche sentí que me rodeaba una caja transparente que impedía que cualquier sonido emitido por mi fuera a ser escuchado por alguien (de esas veces que uno solo se hace pequeño).  Y así, por más que hubiera miradas que se cruzaban, e incluso, se sostenían con algunas de las mujeres presentes en el lugar nada ocurría. Así, la moral interna comenzó a decaer e incluso me sentí mal conmigo mismo. ¡Y cómo no!, chingos de mujeres solas y a ni a una le había podido hablar en el transcurso de la noche.

Más tarde logré cruzar palabras con un par, pláticas nada trascendentes. A una tercera, incluso le quise invitar una cerveza y, aunque su respuesta fue positiva, su actitud no me agradó del todo así que no hubo más.

Dirían algunos (o al menos eso creo) “No estuvo tan mal, al final al menos hiciste ‘algo’”. Puedes ser, pero creo que ya no estoy para este tipo de situaciones. Como decía al principio, creo que he tenido un avance importante en este rubro de la vida y me revienta sentir que retrocedo. Quiero y deseo poder hablar con cualquier mujer, y lo he hecho, es solo que a veces se me va el pedo.

Fin de lo escrito ese día…

Me dio risa leer esto después de haber regresado de Europa porque en las semanas que estuve allá rectifiqué que si he avanzando y que, en ocasiones, tengo días “malos”. Pero que una vez que dejo que la música y la diversión fluyan, todo lo demás es muy sencillo. En fin, aún tengo que escribir al respecto de Europa. Lo haré próximamente.

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